No quería
verla, no debía verla,
pero la vi,
con su piel y sus adornos
con sus
ropas y sus dientes
y junto a
ella estaba él,
señor de los
señores,
hombre de
buena palabra
hombre de
muelas dulces.
Óyeme dios,
si es que
algún dios a mí me habita
óyeme y
cálmame.
No debía
verla, pero la he visto
y sucedió
que era tan bella y
sucedió que
él tanto la quería
que se me
partió el coraje,
hice llanto
de niño, silencioso
en noche de
pesadillas.
Óyeme dios,
si es que a
mi algún dios me habita
ya he
cenado,
bebí el
vino,
lloré apenas
a solas, en
silencio
ya lo toqué
con las yemas
lo besé con
los labios
lo vi con
los ojos
y luego a ella
luego la
vi a ella
y me acoge
el miedo
óyeme dios
que me habitas
que no parta
este marinero
que acampe
en mi playa y se quede
que no
quiera volver a sus puertos de antes
-silencio.
(eso es todo lo que dice la noche)
mientras las palabras
se me escriben
tan pronto
como el amor.
ína ~
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