jueves, 24 de febrero de 2011

Cuando

Cuando tus muros no existan más llegarás a mi acuario por primera vez desnudo.
Cuando este mar sea transparente, entonces todo lo será, y tu y yo no seremos hombres, ni peces, seremos lo que bajo al agua misma yace.
Cuando la tormenta apacigüe, y estés dispuesto a dar cada pieza para unirte a esta estructura, entonces, recién entonces sabré que has llegado. Sabré que no terminará, sabré que no existen las muertes.

ína- 

Veranoprimavera

La tarde me cae por la espalda como gotita de sudor.
La vista se me desvía hacia las copas de los árboles y de las nubes.
Tarde de sábado gritando muda. Tirada al sol, llora las penas de lo que nos vamos olvidando. Escucho las voces de los cuerpos que en este momento, en este mundo se juntan, se enredan, se funden, se mezclan, se mueren y se nacen de nuevo.
Basta de gritar en silencio. Basta de estar atrás de la ventana.
‘Se acerca el viento norte’, advirtió una hormiga sensacionalista que se coló en mi sueño.
Voy a salir a buscarte a vos, Veranoprimavera, que te me escapaste entre los dedos y te escondiste quién sabe con quién. Va a ser el mejor de los juegos que jugaste. Si, a vos te hablo Veranitoprimaveral que te hiciste el guapo pensando que yo no iba a salir a buscarte, quedándome tras la ventana, sudando con la piel de gallina, con los ojos ciegos de cielo, oyendo respirar al gato dormido, oyendo el ruido, haciendo el silencio.
La tarde se me va cayendo por la espalda como gotita de mar.
Chau, me fui a buscarte Veranoprimavera.


ína

miércoles, 9 de febrero de 2011

Ahora sí.

Pasa el tiempo minuto a minuto y preguntamos aún para ser. Siempre la maldita costumbre de pedir permiso.
No quiero abandonarme ni abandonarte, mundo pequeño como un pañuelo, aunque me falte siempre medio viaje para llegar a un entero.

El jardín es quien no pregunta y florece librado a la suerte estacional, a la lluvia, al viento, a la noche –quizás a que se me ocurra prender la manguera-. Las melodías eternas que se han metido en la sangre de todos y nos cantan sin que pidamos nada, que nos recuerdan el pasado existente, que nos hacen bajar la guardia –porque ellas son nosotros mismos cantando aquello que nunca cantaríamos por la misma cobarde razón que nos hace pedir permiso para ser y perdón por haber sido.

Entre hoja y hoja de palabras en francés se mezcló el mar mediterráneo. Entre nube y nube se cosen los retazos de cielo. Entre buena compañía y porro ardiendo se nos tejió linda la tarde.
¿Habrás visto la noche en verdad? ¿Habrás visto mi piel quemando como brasa encendida a orilla de tu hielo?

Hoy quiero ser actor mamá, quiero aprender a volar, a cocinar facturas de crema pastelera y respirar abajo del agua. Hoy quiero ser un super héroe y quiero salvar al mundo, y quiero conocer China y hacerte muchas cosquillas, mamá ¿hoy vamos a la plaza?. ¿Existen los brujos, mamá?
Me preguntaba … Le preguntaba …

Minuto a minuto. Ahora si; soy.

ína.