lunes, 6 de junio de 2011

Te quiero hasta el sol.

Quizás lo curioso es que no me extraña que ya no quieras voltear la página ni levantar el tubo para saber cómo estoy. No me extraña por ejemplo, que los caramelitos blancos te hallan gustado así de mucho, ni que la otra partida (la que carece completamente de reglamento) te halla parecido mejor.
No me extraña que no te interese o que no te animes a arriesgar por lo que yo arriesgaría, ni que te hagas el eterno dolido y confinado a la soledad con tal de obtener la excusita para explicarme y explicarte el por ‘qué no’ y ‘espero que lo entiendas’.
Y yo entiendo. Así de rápido y así de fácil. Entiendo.
Porque aunque conozco este as, aunque conozco tus truquitos, tus noches y amaneceres, tus delirios de amor y tus delirios de whisky, aunque sé que esta es ante todo una muletilla que te haces a vos mismo, algo así como el cuento de la buena pipa que cada uno se tiende a contar, es total y completamente lógico, total y completamente indiscutible, irrebatible, irrefutable.
Adiós, hasta pronto, hasta luego. 
Y te quiero hasta el sol.



ína ~

No hay comentarios:

Publicar un comentario