miércoles, 8 de junio de 2011

Cebolla

Ella pela cebolla. Pela cebolla para llorar toda esa penita atragantada.
No era el primer recurso, pero esa pena desgraciada no respondía ni al amor ni a la mano dura. 
Estaba, pero no salía.
A veces, se le aparecía en sueños, y era un hombre alto de tapado negro esperando el tren en alguna estación; a veces cuando caminaba sus días, en el pecho más que nada, aunque tomándose la libertad de meterse en sus sienes, sus uñas, sus excusas.
Esa pena era muy fiel, la seguía como perro perdido a cada destino que emprendía ¡Y la mal parida no salía! Estaba... pero no salía. 
Y era tan pero tan mala que no le daba ni el gusto de respirar la desventura.
Un día (glorioso día), encontró la solución.
Entonces ahora ella pela cebolla, y se llora toda la pena, con gusto a sal de acá o de allá según la hora el clima y el plato principal.
Por la ventana de marco amarillo, todo el barrio la ve, alividísima, pelando cebollas, siempre de pie.

ína ~

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